Llevo meses sin escribir aquí por las circunstancias, pero ya hemos llegado a un límite en el que la pandemia ya es lo de menos.
La otra noche, cuando terminó el toque de queda, mucha gente tuvo que soportar ruidos molestos porque nadie hizo nada. Donde yo vivo hubo gente que llamó a la policía a las tres de la mañana porque era insoportable el ruido y, al parecer, les dijeron que no acudían porque no podían dispersar a la gente. Discúlpenme, pero si las fuerzas de seguridad son incapaces de dispersar a cuatro niñatos bebiendo y escuchando música a todo volumen… ¿Cómo van a perseguir a asesinos? Para algo pagamos impuestos. No necesitamos un estado de alarma; si quieren hacer cumplir la ley pueden hacerlo, otra cosa es que haya voluntad para ello. Lo mismo que voy por distintos municipios de Madrid donde veo a gente con la mascarilla bajada, pero no veo a ningún agente por la calle y mucho menos llamándoles la atención.
Creo que los ciudadanos nos estamos cansando ya de que se nos cobren impuestos para nada.
Los autónomos hemos perdido gran parte de nuestros ingresos, con las medidas restrictivas que les han venido muy bien para controlar a la gente, pero que no eran necesarias. Para controlar a la gente lo único que hay que hacer es trabajar y no meter a todo el mundo en sus casas.
Lo mismo que tenemos que aguantar ruidos de obras en la calle durante doce horas diarias, que pasan los decibelios permitidos por la ley, pero, claro, nadie controla. Es mejor que estén molestando a todos los que están teletrabajando, porque, claro, la construcción es la construcción y viene muy bien proteger a los amiguitos y fomentar el trabajo poco cualificado, mientras la gente con estudios se tiene que ir de España.
A los que vivimos en Madrid nos han prohibido durante meses entrar a otras comunidades, no vaya a ser que los contagiáramos, pues ahora nadie debería entrar a esas comunidades; yo propongo que todo el mundo se vaya a otros países de vacaciones en cuanto se pueda. Si no nos querían antes, ahora nosotros no queremos ir. Eso sí, cuando necesiten dinero, que no nos lo pidan a los que vivimos en Madrid.
Yo he cumplido todas las normas sanitarias y no ha servido para nada; solo para que perdiera dinero y no pudiera ver a mis amigos. Y sí, he tenido amigos que han enfermado de COVID-19, en España y en América, pero todos se han curado. En cambio, he perdido a otros por enfermedades mentales serias, que no han podido aguantar la situación a la que nos han sometido.
Así que, ahora, hagan lo que quieran, porque viene una crisis económica y social brutal, que va a invitar a mucha gente a irse a otro país a ganarse la vida, mientras aquí tenemos una inmigración descontrolada porque no hay voluntad de controlarla.
Hagan lo que quieran, de verdad, que ya no nos importa, pero déjense ya de estados de alarma, porque no estamos en guerra, y si la sanidad no estaba preparada para esto, igual resulta que no era tan buena como nos hacían creer.
Pero utilicen nuestros impuestos bien, para que los hospitales atiendan bien a la gente, para que las fuerzas de seguridad hagan su trabajo, cuando haya gente molestando a los demás, etc.
La pandemia ya es lo de menos. Al que ha perdido su trabajo lo que le importa es tener para comer y tener una casa; lo que menos le importa ya es enfermar, porque de COVID-19 mucha gente se cura, de la pobreza no.